Esas boludeces de ciencia ficción que al final iban a ser ciertas
Un poema
Qué desgracia ser millenial en tránsito lento a la eternidad, arrancando para echar al fuego las carillas del manual.
Eran ciertos Fukuyama, Nostradamus, Y2K; no había nada atrás del Muro, nos olvidamos de guardar.
Cada hombre es una isla, ya no habrá posteridad; somos carne de algoritmo: una combinación lineal.
Canchereamos con milagros, nos pinchamos en la mitad; no pasamos el test de Turing, fuimos escritos por Ted Chiang.
Viviremos para siempre en un cielo digital, moriremos los domingos cuando caiga us-east-1.